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Cosas que hacemos y decimos la gente-por Blanca Gómez López

11/12/2007

En la fila de detrás de nosotros, en un avión de vuelta, les habían dado asiento a tres señoras. Dos de ellas eran tirando a entrañables, dada sobre todo su inocultable -o, en cualquier caso, inocultada- emoción relacionada con todo, absolutamente todo, lo que sucedía: se asomaron a la cabina del piloto cuando subieron al avión, dificultando el avance de la cola durante casi un minuto; durante el despegue, se agarraron con pasión al asiento de delante -que era, claro, el nuestro-; planearon cuidadosamente qué bebida y qué aperitivo pedirían cuando pasara la azafata, para no equivocarse bajo la presión del momento; comentaron al segundo cada detalle del absolutamente inaccidentado aterrizaje... bueno, comentar comentaron eso y todo lo que habían ido haciendo durante todo el trayecto, ellas y todos los demás pasajeros.

En fin, que eran monas.


La tercera señora, algo más joven, me desconcertaba. Hacía gala de un nivel de inocencia parecido al de sus compañeras, pero no estaba dispuesta a que lo pareciera. Estaba claro que se consideraba mucho más experimentada que sus colegas de viaje, y quizá lo fuera, pero el hecho de que se hubiera declarado a sí misma guía del grupo hacía que yo no pudiera decidir fácilmente cómo me caía -que es el sentido, al fin y al cabo, en el que “me desconcertaba”-. Y en un momento dado, justo después de aterrizar y justo antes de que yo me decidiera finalmente a sentir algo concreto hacia ella, tuvo lugar la siguiente conversación:


PERSONAJES:

Señora Maja número 1 (SM1)

Señora Maja número 2 (SM2)

Señora de simpatía ambigua (SSA)


SSA: ... y fíjate, qué cosas, que haya habido dos señores que han perdido el avión

SM1: ya, qué raro, que en el último momento no hayan llegado, qué lástima

SSA: y claro, han tenido que buscar las maletas y todo

SM2: ya, eh, figúrate tú hasta que las hayan encontrado

SM1: porque claro, no van a dejar a los hombres sin la maleta

SM2: ¿cómo? A ver, que no me entero. Son los hombres los que no aparecían, ¿no? No las maletas

SSA: bueno, es por seguridad, más que nada

SM1: claro, los señores no aparecían

SSA: pero ya habían facturado y todo, por eso

SM2: ah, vale, entonces como los señores ya habían dejado el equipaje, lo que no querían era dejarles sin maletas

SSA: (con el mismo tono que cuando pronunció la frase por primera vez): bueno, es por seguridad, más que nada

SM1: ay pobres, ellos allí y sus maletas en el otro lado...

SSA: es el procedimiento, así se hace, por seguridad

SM1: bueno claro,además vete tú a saber qué pueden llevar ahí dentro de las maletas

SM2: (que es mucho de “figúrate”): ¡uhhhhh! Es verdad. Y si encima no se han subido luego al avión, figúrate qué peligro

SM1: o también puede ser que hayan perdido el avión y no lleven nada, pero claro

SSA: claro, y como eso no hay forma de que lo sepan tampoco ellos, pues es el procedimiento.

SM1: pues yo eso lo veo bien,creo



... y ya está, ya lo sabía y ya lo sé: me cae mal.


Por ese típico comportamiento de


sacar un tema cuyos fundamentos sabes de antemano que tú conoces y los demás no


en vez de explicar directamente el quid de la cuestión, andar mareando la perdiz lanzando frases para poner sobre la pista, porque es tan obvio que cómo-te-lo-voy-a-explicar (acto especialmente feo cuando se comete detrás del anterior)


una vez conseguido tu objetivo de que quede claro que tú conoces el secreto y de que te parecía algo obvio de saber, no explicarlo del todo en ningún momento.


Y no digo que fuera mala, eh. Pero es que qué pereza.

2 comentarios

blan -

Desde luego. Propongo hacer una lista de cosas que la gente las suela ser de manera ambigua, sería divertido

clara -

Me quedo con el concepto "Señora de simpatía ambigua". ¡Hay tanta gente en este mundo que encaja en esas tres palabras!